15 junio, 2009

La Square que no conocíamos: Another Mind



A menudo se habla, entre rechinar de dientes y pesar en el corazón, de los títulos de la gloriosa Squaresoft que, en sus años dorados, nunca llegaron a salir de Japón. A muchos de nosotros se nos llenaba la boca y nos hacían los ojos chiribitas al ver títulos que la crítica americana ensalzaba y que en Europa solo veríamos en fotos de baja resolución. Hablo, cómo no, de los Romancing Saga de SNES, el Bahamut Lagoon, Live a live, Parasite Eve, Xenogears, Legend of Mana y Chrono Trigger, por citar unos cuantos de los que todo el mundo ha (o debería haber) oído hablar.

Pero a veces nos olvidamos de que Square, como toda empresa, necesitaba de títulos de rápida cocción cuyas ventas sufragaran los costes de otros más gordos que tenía en el horno. Estos juegos de segunda fila (producciones de medio pelo que chorreaban por el mercado japonés desde los días de NES hasta la época de PS2 previa a la fusión con Enix) forman parte de una selecta colección de olvido y destierro que hoy quiero comenzar a presentar aquí. Básicamente, me gustaría comentar juegos de la otra Square, esos que hacen que el nombre de la empresa pierda algo del lustre que nos ha cegado a los occidentales desde que probamos por primera vez el (pónganse en pie, por favor) FFVII. Juego que, a su vez, engendró fanáticos que más tarde comprarían títulos de la misma desarrolladora solo por tratarse de eso, juegos producidos por el entonces titán tokiota. A esos querría yo ver lidiar con este Another Mind. Jugarlo cinco minutos, devolverlo a su caja y colocarlo en el estante más alto de la habitación para que envejezca allí eternamente es como ver a un asesino loco, gritar y salir corriendo: una concatenación de sucesos altamente probable.





Another Mind surge de las malignas mentes de un diseñador aficionado a las aventuras textuales casposas y un director lolitero deseoso de llevar la interacción con las jovencitas virtuales un nivel más allá de lo visto hasta el momento. ¿Qué por qué digo esta sandez? Por el planteamiento del juego, surrealista donde los haya. Que conste que yo no me invento nada de lo que viene a continuación.

El jugador interpreta a una entidad, energía espiritual o vaya usted a saber, que decide alojarse en la cabeza de una jovencita que acaba de sufrir un accidente. Ella se despierta en un hospital y, de repente, nos tiene a nosotros en su coco dándole la murga y no dejando que actúe por ella misma.

En efecto, con la tontería ya tenemos excusa que justifique el pleno control sobre la muchacha y sus actos. Podemos, además, hablar directamente con ella gracias a un protosistema de inserción de texto, que nos permite modificar ligeramente varios tipos de frases básicas. Obviamente, como el guión no vamos a saltárnoslo a la torera así como así, la mayoría de frases que le podemos decir a la muchacha (inciso: son frases prefijadas que se pueden ir conjugando, no se pueden dedicar piropos de obrero ni nada por el estilo) no hacen más que provocar risas o enfado en ella, así que por lo general solo sirven para perder tiempo... aunque si uno es cansino, puede conseguir que la chica responda algo ingenioso de vez en cuando.




El juego no tiene ningún objetivo (ni valor, dicho sea de paso) en sí mismo. Básicamente vamos viviendo episodios de la vida de la chavalita, que como es de esperar se ve involucrada en follones de cuidado. La jovencita, muy maja ella, está además obsesionada con la vocecilla de su cabeza y, lógicamente, quiere saber de dónde viene y a ser posible librarse de ella, por lo que lleva a cabo una investigación propia que le lleva a visitar médiums que la intenten exorcizar.

A la larga, de todas formas, la relación con nuestra amiga se vuelve sana y estable... vamos, que como el roce hace el cariño, poco le falta a la chica para pedirte una cita (cosa que como espíritu poseedor que eres es un poco difícil de satisfacer). En fin, gajes del oficio. Lo que está claro es que hay momentos en los que el juego se muestra sin tapujos como un simulador ideal para tocones, y no de botones precisamente. El cásting, además, es en su mayoría femenino, por lo que esta aventura textual es perfecta para lobos solitarios que, además, sientan interés por los hábitos de la alegre juventud nipona. Una vez más, como comenté en el caso Tokimeki, el asunto no está mal del todo si se ve desde el prisma de un analista social pseudochiflado.




No todo en este Another Mind, sin embargo, es mediocre. Este juego puede llegar incluso a tener un valor añadido para los fans hardcore del (pónganse en pie, por favor) FFVII. Sus menús reciclaban no solo gráficos (la famosa mano que sirve de puntero), sino también los sonidos propios del megatón predilecto de medio mundo. Por otra parte, el juego en su día fue vapuleado precisamente por la comparación con este y otras obras anteriores de la compañía: mientras que en otros juegos Square utilizaba CGs que quitaban el hipo, para Another Mind se emplearon fotos y pequeños vídeos en imagen real de una calidad bastante pobre.

Así que nada, no lloréis por Square, que no todo lo que se quedó en Japón fueron obras de arte de esas que hacen que se espere una fantraducción que les permitan revivir en emuladores a las primeras de cambio. Another Mind es un claro ejemplo de esos juegos de serie B que creó la compañía y que no han superado la prueba del tiempo, siendo tapados bien pronto no solo por su mediocridad, sino por tratarse de lanzamientos dedicados exclusivamente al mercado nipón por su temática o rareza. Lo que está claro es que este videojuego es un pequeño mutante que se aleja completamente de los patrones de la compañía, conocida por sus emblemáticos RPGs, pero que en realidad tuvo juegos de todos los colores, géneros y estilos. Y muchos de ellos, subrayo, eran una castaña pilonga que ahora yacen en mausoleos estrambóticos como el que tengo por casa.


1 comentario:

Adol3 dijo...

Dios! Como adoro Japón. Todas las compañías conocidas tienen sus juegos raros solo destinados al público japonés. Hasta las más grandes. Solo hay que buscarlos.

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