En un algún lugar de Kabukichô, el tiempo parece negarse a querer avanzar. Cercanos a la estación de la Seibu Shinjuku se encuentran los recreativos Mikado, unos salones que conservan aún el espíritu ochentero que les reporta toda la gloria de la que se han hecho merecedores. Sabrás que estás llegando a ellos al escuchar el zumbido de sus carteles de neón, el cual se propaga calles adentro del distrito de la perdición más famoso de Tokio.
Mikado está dividido en cuatro plantas y su interior aloja, pricipalmente, matamarcianos de épocas pretéritas. Todas en un excelente estado de conservación, por cierto. Destaca también el rincón de venta de camisetas exclusivas de juegos retro y guías de estrategia, para que aprendas los patrones de disparo de las máquinas más representativas que puedes jugar en sus salas. Clásicos como Battle Garegga, Star Soldier, Darius (con sus enormes pantallones) y otras más "actuales", como Karous, están a disposición del público visitante.
La última planta está reservada a los juegos de lucha, con la mayoría de sus arcades consagrados a la saga Street Fighter y sus diferentes entregas en 2D puras. Hoy domingo se estaba celebrando un torneo y un empleado locutaba los combates más importantes: momento Corea del Sur & Starcraft en todo su esplendor.
Es un alivio comprobar que estos salones aún gozan de una relativa buena salud gracias a los incondicionales nipones y, por otra parte, al boca a boca que se realiza entre extranjeros. Todo un pedacito de la historia del arcade nacional está aún a nuestra disposición en el corazón de Shinjuku; pocos salones recreativos tienen tanta solera como Mikado, que devuelve al visitante a los días más felices de la industria.