21 marzo, 2011

Reactivando la economía japonesa


Esta es solo una entrada rápida para confirmar que sigo vivo. El pánico de estos días nos ha hecho replantearnos muchas cosas y los que seguimos en Japón hemos querido zanjar algunos asuntos pendientes por si nos toca salir por patas en un futuro no muy lejano.

Leer más...

10 marzo, 2011

Akai Katana de cerca



Aprovechando el reciente anuncio del port de Akai Katana para Xbox 360 (Akai katana Shin) propongo echar un vistazo a la versión arcade de la que supone, por el momento, la última inclusión de la gente de Cave en los salones recreativos. Intentaré aquí hacer un acercamiento basado en mi experiencia con este juego y el impacto que poco a poco fue mellando las ideas preconcebidas que tenía sobre él.
En este sentido, creo que podría ser interesante comenzar contextualizando un poquito a fin de arrojar algo de luz sobre el qué y el cómo de Akai Katana.

WARNING!! A HUGE BATTLE TEXT IS APPROACHING FAST...




Podría decirse que el predecesor de Akai en los arcades, Deathsmiles II, no acabó de funcionar. No debemos olvidar que esta segunda parte de las aventuras de las lolitas góticas supuso un experimento en toda regla, y no fueron muchos los que celebraron aquellos gráficos poligonales y el cambio de plataforma ( de la placa SH3+ a un sistema basado en PC), por no mencionar lo austero de sus primeras versiones. Como resultado, tras su lanzamiento, el juego fue torpe e injustamente vapuleado por todo aquel que era consciente de las cotas que Cave puede alcanzar si se lo propone. Yo fui uno de ellos, uno de los exaltados que, Dios me acoja en su santo seno, tuvo que retractarse tras haberlo jugado con cierta profundidad. DSII puede ser feo, pero también una maravilla. Ya os adelanto que esta historia, a pesar de los pesares, guarda alguna que otra semejanza con la de Akai Katana.





Volviendo al tema que nos ocupa, tras el relativamente escaso impacto de Deathsmiles II, Cave necesitaba un revulsivo, una especie de vuelta a los orígenes, y lo hizo olvidándose de las 3D y volviendo a los sprites de la vanagloriada SH3+; abandonando la línea de las lolitas para proponer un hardcore-military shooter (una temática de lo más old-school), y encargando al Puto Jefe del Danmaku (PjD) que tomase las riendas del proyecto. Este no es otro que Ikeda sensei. PjD.



No obstante, la compañía era consciente de que necesitaba continuar por la línea que había trazado su nueva política de negocio enfocada a expandir horizontes cazando y mimando a nuevos jugadores. Necesitaban un juego “newcomer friendly”, que apelase a los más aventureros de aquellos que hacían cola para pegarse su sesión de vicio al Gundam Vs Gundam Next o al Diva Project. Todo esto sin olvidarse de la ortodoxia de su legión de entusiastas. Para los primeros, volvió a optar por el desarrollo horizontal (buuuuh) y la escasa dificultad. Para los segundos... bueno, quizás un sistema de puntuación de cierta complejidad, pero poco más. Mala decisión, de nuevo todos los fundamentalistas empezaron a censurar sus sinsabores. Yo volví a sumarme a ese grupo. Pam pam en el culo.



En un principio, la temática de Akai Katana no es demasiado de mi gusto. Para empezar es horizontal y guarda demasiadas similitudes con uno de los shooters que menos me gustan de la compañía: Progear. Luego está el hecho de lo poco convincente que me resulta todo el asunto de que un avión se transforme en ninja, la mezcla de temática samurai con la militar del siglo XX, lo bizarro de que los Bosses invoquen fragatas y aviones mil (con lo elegante que hubiesen quedado unos Yokai a lo Guwange...), etc. Para más inri, en los primeros vídeos se adivinaba un juego lento, facilón y con un sistema de puntuación un tanto aburrido. Y fueron esas las sensaciones que me acompañaron en mi primera partida, y quizás por ello, no me gustó. Nada. Se ganó mi calificación de “WTFshump”, más o menos lo mismo que me ocurrió con Pink Sweets - ya en su tienda de importación favorita – en su día. Supongo que gran culpa de esto recae en lo poco que conocía sobre su sistema, el follón monumental que se formaba en pantalla y mi frustración ante tal descontrol (una mezcla del citado Progear + Galuda + Daifukkatsu + Futari Arrange mode+whatever). A pesar de lo dicho, era plenamente consciente de que la gente de Ikeda no hace juegos por hacer, así que pacientemente fui dándole e intentando aprender de los jugones que de vez en cuando se dejaban caer por el lugar. Próxima parada, el despiporre.



Repasemos ahora el sistema de juego y puntuación de la criatura, no sin antes avisar que los datos que aquí expongo son fruto de mi experiencia, no están contrastados (mayormente porque no encuentro donde hacerlo) y por tanto algunas de las cosas que comento podrían no ser del todo exactas. Aún así, será bastante más de lo que tuve yo en su día.

Akai Katana nos da a elegir tres tipos de caza, cada uno de ellos con su “option”, su piloto y su ninja. Cada caza tiene su nivelación particular en cuanto a velocidad, amplitud y potencia de fuego, lo típico. Cada “option” se comporta de manera diferente, típico también.

A diferencia de lo clásico en el género y en la línea de los Dethsmiles o Guwange, nuestro caza cuenta con una barra de energía. Un impacto directo de un proyectil nos mata, pero no un toque con un láser o un enemigo.

4 son los botones que utiliza. A saber: disparo ( si, “tapping” para fuego rápido y mantenerlo para “focus”), bomba, “rapid fire” y “transformación”(caza/ninja). Presenta una barra (“ninja gauge”) que nos indicará el tiempo que podemos permanecer en estado de ninja y que iremos rellenando a medida que recolectemos “orbes” verdes. Una vez en estado ninja los proyectiles enemigos se ralentizan y se transforman en oro tras eliminar al enemigo que los disparó. También aparecerá un “hit-counter” que, sospecho, hace la función de “multiplier” sobre el oro recolectado.

Por otro lado, nuestro ninja podrá actuar de dos formas diferentes, esto es, modo defensa y modo ataque.

Permaneceremos en modo defensa mientras no mantengamos pulsado el botón de disparo (evidentemente podremos hacer “tapping”). En este estado gozamos de plena inmunidad y, escudo en mano mediante, los proyectiles enemigos serán repelidos una vez entren en contacto con nosotros. No obstante tendremos el handicap por un lado de lo gentil de nuestro disparo, y por otro de que las balas reflectadas luego volverán al punto donde han sido repelidas (no en plan “suicide bullet”), lo cual puede ser un problema, dependiendo del follón en pantalla una vez se nos acabe el tiempo de transformación.

En modo ataque (mantener pulsado el disparo), por contra, seremos vulnerables a los enemigos y proyectiles (que no a los láser) a cambio de ganar varios enteros en potencia de fuego. El asunto será pues, saber alternar entre estos dos modos de forma eficiente.




Como muchos ya sospecharéis a estas alturas, unas de las claves del juego será optimizar el número (y tamaño) de orbes verdes a fin de poder permanecer en modo ninja el máximo tiempo posible; este será uno de los aspectos que den más vidilla al juego. Como he comentado con anterioridad, al matar enemigos con el disparo normal, estos proporcionan las citadas “orbes” que quedarán sueltas por la pantalla. Al mantener pulsado el botón de disparo, las orbes serán succionadas y quedarán atrapadas alrededor de nuestra “option” hasta que dejemos de mantener el botón, momento en el cual serán absorbidas por nuestro caza, rellenando el “ninja gauge”. Una característica interesante de estas “orbes” reside en el hecho de que crecen de tamaño cuando, una vez en el poder de nuestra “option”, son expuestas al fuego enemigo. Evidentemente, a más tamaño, más rellenan la barra de ninja. La cantidad de “orbes” conseguidas dependerá de la pericia del jugador y si prestamos atención a una partida de algún hardcore random, podremos observar que su juego se basa en: ordeñar orbes a saco- entrar en ninja para ganar oro- volver a caza, ordeñar más orbes y exponerlas a los proyectiles que vuelven de ser reflectados por el ninja.

Existe un pequeño truco que nos ayudará a multiplicar las “orbes” consistente en hacer frente a los obstáculos y enemigos de mediana y alta resistencia (todo lo que no sea “popcorn”, vamos), alternado el uso de nuestro disparo “focused” con el “rapid fire”. El resto ya va a depender de la pericia de cada uno en exprimir esto al máximo. La plasticidad del sistema va a permitir que los novatos aprovechemos el estado ninja para sobrevivir y los “pros” para puntuar (en la misma línea que el Kakusei de Galuda o el Hiper de DFKK, por citar dos ejemplos).




Una vez comprendidas las bases del sistema, y aún con muchos interrogantes en mi cabeza, el juego se ganó mi respeto más pronto que tarde. El diseño de las fases, lo apabullante de los gráficos y la espectacularidad de la acción supieron encandilarme, mientras que el nivel de dificultad es el justo para plantear un reto moderado a un gaijin como yo. A este respecto, un 1CC a Akai Katana no es tarea excesivamente complicada. A mi juicio, un poco más difícil que DFKK (o más o menos lo que sería DFKK sin autobomb) o los Deathsmiles. Como guiño a los no iniciados el juego respeta nuestra última vida (solo la última) a través del “autobomb” que, eso si, repercutirá en la perdida de todo nuestro arsenal de bombas (en plan Ketsui Death Label). En este sentido, las “extended” también son bastante prontas, a los 20 y 50 millones.

El aspecto musical del juego tampoco se libró de la condena popular, pero poco os puedo decir yo al respecto (cualquiera se pone a escuchar melodías en un arcade japonés). Simplemente que su OST se basa en el guitarreo frenético del palo DDP, aunque no tan inspirado como en este último, para que nos vamos a engañar.

Mención especial tengo que hacer del encargado del arte del juego,Tachikawa Mushimaro, aka Masterbimo (Sword World 2.0 NDS, parece que tambien ha hecho algo para Taito). Lo cierto es que el diseño de personajes en Akai está prácticamente al nivel de cualquier superproducción de J-RPG. Algo por otro lado bastante frecuente en los trabajos de Cave (Joker Jun, Styleos...).




En definidas cuentas, un programa que sin llegar a la calidad de las piedras angulares de Cave, resulta más que digno. Cuenta con alguna que otra -relativa- novedad en cuanto a la perspectiva de aparición de ciertos enemigos y proyectiles (ojo al stage 5) y con la clásica e ingente cantidad de balas e “items” en pantalla. Esto último repercute en que en algún que otro momento el “slowdown” esté a punto de romperse en pedazos, algo que personalmente yo solo recuerdo haber visto en segundas vueltas (no me hagáis mucho caso aquí). Ciertamente el juego bien exprimido es algo lento, pero plantea las novedades suficientes para hacerse merecedor de nuestro tiempo.

Es cierto que Akai Katana tiene implícito el potencial de hastiar rápidamente a los jugadores que buscan el reto extremo, principalmente porque no cuenta con una segunda vuelta y debido a su escasez de fases (recordemos que tiene 6 pero que la última es solo el Last Boss). Quizás hubiese sido acertado emplear un número y sistema de fases similar al de Deathsmiles, algo que seguramente haría que las candies con Akai Katana dentro gozasen de más capacidad de convocatoria. Este aspecto parece que ha sido tomado en cuenta en su port para 360 (con un modo nuevo que incluirá un stage adicional), un port que voy a recomendar encarecidamente y que apostaría va a ser muy del gusto del jugador occidental, por todo lo descrito antes. Tan solo cabe esperar una conversión digna del modo arcade.


Como curiosidad, comentar la especie de corte de mangas que Cave dirigió a los operadores de arcade, lanzando una versión especial de la PCB exclusiva para uso domestico con ajustes en el balance de juego. Una versión supuestamente mejorada de Akai Katana al módico precio de 220.000 Yen, a la que solo unos cuantos afortunados pudieron acceder (estuvo a la venta durante solo 8 h. en su lanzamiento). La PCB venía acompañada de una bonita caja de madera de diseño exclusivo, una pequeña Katana para ajustar el volumen de la placa y un Drama CD. Weird.




A modo de despedida os dejo con mi 1CC a Akai Katana conseguido estas pasadas navidades en el Hey de Akihabara. Los blancos también la saben meter.




Leer más...

07 marzo, 2011

Autoban resiste


Cuando vine a Osaka, lo primero que se me pasó por la mente fue visitar los salones Autoban, quizá los más conocidos de la ciudad gracias a un reportaje que le dedicaron en el magnífico programa Game Center CX. En aquel reportaje se veía un local de madera viejo, atestado de arcades antiguos que disfrutaban los estudiantes de la universidad de Kinki, a cuya entrada arranca el paseo comercial en el que está ubicado este templo electrónico.

Sin embargo, a principios de 2010 Autoban dejó de abrir súbitamente, e incluso se puso a la venta el local. Era el fin de otra leyenda. O esa creíamos... ¡Al cabo de unos meses, los míticos recreativos resucitaron! Y yo lo descubrí de rebote en uno de mis viajes, mientras buscaba otro salón por aquella zona.


Lo que realmente me trajo por el barrio de la universidad de Kinki fue la noticia de que había otros salones clásicos (de estilo retro) por allí, el UFO Part I (no confundir con el UFO de Fuse). Estos, en realidad, hacía tiempo que habían cerrado... (Parece que una maldición persigue a todos los salones que se llaman así). Encontré de chiripa el UFO Part II, y entré ilusionado pensando que había "adoptado" las máquinas del otro local... Pero nada más lejos de la realidad. Aquello era un vulgar pachinko.

Abatido, me acerqué al dueño del local para preguntarle si al menos había, por algún casual, unos recreativos "normales" en la zona... Y el hombre me respondió: "Claro, tienes los Autoban aquí mismo, de camino a la universidad". ¡¿Lo qué?!

Lo primero que pensé es que me estaba tomando el pelo. Se suponía que esos salones estaban cerrados, y o bien el señor no estaba al tanto o me estaba hablando de un sitio totalmente diferente que compartía nombre (como en el caso que comentaba del UFO, que parece ser una denominación bastante típica para unos recreativos en Japón). Lo segundo que me dije fue que "vaya coincidencia" que justo por allí estuviera el local que más me interesaba, pero que ni siquiera había perdido tiempo en buscar ya que había quebrado, en principio.




Lo mejor era salir de dudas. Me puse en camino, entre incrédulo e ilusionado, hacia la entrada de la universidad. Cuando vi la fachada roja supe que estaba cerca. Y el corazón me dio un vuelco cuando, efectivamente, vi una bandera naranja a mano izquierda con el nombre del salón, la misma que había visto por la tele años atrás...



Me detuve en la entrada para cerciorarme de que estaba en lo cierto. Sí, aquello era el Autoban, y estaba abierto. Resulta que al cabo de medio año de anunciarse el cese de negocio, el antro del buen vicio pasó a manos de una empresa que gestiona salones recreativos... Sin más dilación, entré.




Lo primero que vi fueron máquinas de purikura que no recordaba de aquel reportaje, pero por suerte solo había un par. Al fondo ya se empezaba a escuchar el glorioso sonido de hileras de recreativas...



La disposición de las máquinas dejaba varios pasillos abiertos, que si bien no eran muy anchos, permitían moverse libremente por el salón.




Imperaban los juegos de lucha 2D (Melty Blood, Arcana Hearts) para alegría de un servidor.


Esto era lo que iba buscando. Rincones rancios con columnas de madera roídas, cables colgando, cajas apiladas... Sí señor, empezaba a sentirme en un lugar con historia.




Las partidas costaban 50 yenes y la selección de títulos era más que buena. Había un número de arcades más que suficiente que se podían jugar sin problemas, ya que fui justo después de que los estudiantes hicieran la pausa para el almuerzo. La estrategia siempre es importante.




Los shooters de Cave no podían faltar a la cita. Estaban Mushihime sama, Esp Galuda II, Ketsui...


Por supuesto, no puede haber un salón recreativo que se precie sin una pequeña selección de muebles dedicados.


¡La legendaria máquina de los puñetazos! Esta versión no tenía cámara, por desgracia :) 


El rinconcillo del pachinko, vital para la superviviencia de unos salones hoy en día, por mucho que nos pese.


Detalle de los danmaku shooters. Era momento de dirigirse al segundo piso, pero...


Mec. Estaba cerrado. Allí era donde se suponía que estaban los muebles más antiguos, pero aquello, por desgracia, ya solo forma parte del recuerdo. Los nuevos dueños del Autoban tuvieron que sellar esa planta ya que no daba el suficiente dinero. Bueno, me conformo con que el local permanezca abierto, máxime cuando ya lo daba por muerto... Aquello fue un mal menor.




Visto lo visto, lo suyo era pulirse la calderilla en las máquinas que habían sobrevivido. Me llevé una alegría cuando vi este Marvel VS Capcom 2, con el que estuve jugando hasta que, como siempre, Zangief me dio pa'l pelo (lo mismo me pasa con la primera entrega, no consigo pasar del quinto combate contra la IA...).


Una vista general desde uno de los laterales del Autoban. Precioso.


Tras un buen rato en su interior, llegó el momento de decirle adiós. Marché hacia la estación más cercana, la de Nagase, deshaciendo el camino de la calle comercial.



Dicha calle comercial termina justo enfrente de la estación. Por suerte, llegar al Autoban no tiene pérdida, resulta bastante facilito orientarse si se sigue la hilera de tiendas que lleva a una de las facultades de la universidad de Kinki, referencia principal de un gran barrio que en su día reunió varios locales fabulosos...


Leer más...