29 enero, 2009

La auténtica PSX


Bueno, creo que ya va siendo hora de hablar no sólo de videojuegos perdidos y olvidados, sino de un poquito de hardware de ése del que los japoneses son los únicos en poder disfrutar. Y para ello traigo conmigo la PSX, la "consola / DVD-R" que Sony puso a la venta por tiempo limitado antes de que irrumpiera en el mercado la PS3 (aunque por lo original de su nombre suele confundirse con la primera PlayStation).

La PSX es un dispositivo grabador de TV con disco duro de 160 ó 250 gigas, según el modelo, en cuyo corazón hay instalada una PS2. Dado que el catálogo de esta última sigue dándole mil patadas al actual de PS3, y visto lo espectacular de su diseño (por no citar el precio, ya que cuesta la mitad que una PlayStation 3 de segunda mano), tenía la compra más que decidida desde que la viera in situ por vez primera hace más de un año.

Como he comentado, estéticamente es una pasada. Se asemeja más a un reproductor que a un disco duro, viene con mando a distancia incluido (aunque no con Dual Shock ni Memory Card, que tuve que comprar por separado) y para ser algo antigua (2003, 2004) permite compartir datos con una PSP (incluye ranura para Memory Stick). Aparte, tiene un puerto USB (se echan más en falta), dos para Memory Card, otros 2 para mandos de PS2 y todo tipo de entradas para hacer conexiones tanto a TV como a PC. Es necesario comprarse un distribuidor de cable de antena para poder sintonizar la televisión desde la propia PSX. Al hacerlo, queda como se ve abajo.




El menú de PSX es el precursor (simple y experimental) del que actualmente tenemos disponible para otros sistemas Sony (aparte de consolas, también aparece en los últimos televisores Bravia). De éste destaca, obviamente, el navegador de canales de TV, con funcionalidad para grabar al instante o programar lo que te venga en gana. Más adelante, si decides grabar en DVD lo que hayas almacenado en el disco duro, da opciones de edición bastante decentes.

Hace unos años Sony ofrecía un servicio de actualizaciones que cesó en 2006, además de un añadido llamado TV guide que funcionaba a modo de teletexto (con una interfaz más digna, claro está) para que supieras en el acto qué programas del día o de la semana podían interesarte. Lamentablemente, la PSX no permite grabar programas de TV por cable, la BS japonesa, ni siquiera hacer copias de seguridad de tus DVDs (¡lo cual está considerado un delito en Japón!), así que uno sólo puede almacenar en su disco duro contenido de la televisión emitida en abierto. Por motivos de seguridad, tampoco parece que pueda conectarse un disco duro externo. Por lo menos es compatible con el disco duro de la PS2, aunque no creo que vaya a utilizarlo en la vida. Sobre los formatos de audio y vídeo que puede reproducir... Cof, cof.

Como es lógico, a día de hoy la reducida funcionalidad de la PSX (tras el cese de actualizaciones) y su limitación territorial (ya que su entrada de antena es de estilo japonés) la convierten únicamente en una golosina para coleccionistas. Yo necesitaba una PS2, y como los modelos anteriores (arcaico y slim) ya los tenía en España... En fin, al menos me hincharé a grabar de principio a fin programas chorras japoneses de esos que tanto rulan por youtube.

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18 enero, 2009

Takahashi Meijin despidió la NES


Llevaba tiempo preguntándome cuál fue el último juego de NES, así que me puse deberes al llegar a Japón para poder investigarlo con calma. Al final no he tardado demasiado en descubrirlo, ya que el relativamente nuevo y colosal Mandarake de Akihabara tenía expuesto en un enorme escaparate exterior una colección de los juegos más significativos de la historia de la Famicon, divididos por año de lanzamiento. El último de todos, el más veterano, sempai de sempais tiene el honor de ser el Adventure Island IV, protagonizado como no podría ser de otra manera por el incombustible Takahashi Meijin. La fecha de lanzamiento fue el 24 de junio de 1994.

Por otra parte, parece que fue Wario Woods el último juego distribuido en Europa por Nintendo, ya que algunas fuentes señalan que su lanzamiento se postergó hasta 1995, año en que ya circulaba por Japón una versión para SNES del mismo juego.

Acabo de caer en la cuenta de que en mi afán por averiguar la identidad del último juego de NES, se me pasó completamente por alto comprobar cuál fue el primero... Tengo que enmendar el despiste.

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11 enero, 2009

Gorbachov, personaje de videojuego


















Factory Panic es quizá uno de los juegos más recordados de nuestra siempre querida Game Gear, esa tochoconsola que vivió a la sombra de la Game Boy del señor Yokoi. Lo que pocos sabíamos es que tal juego fue una occidentalización en toda regla de Gambare Golby! (¡Vamos, Golby!), el juego estilo puzle que en Japón protagonizaba un alter ego de Mijail Gorbachov, el ex presidente de la URSS cuya vida y milagros no relataré aquí, pues vasto es internet. La jugarreta de Gambare Golby! y Factory Panic vendría a ser la versión light del cambio de avatares irrespetuoso que sufrió el Doki Doki Panic de NES y que produjo la secuela de Mario Bros fuera de tierras niponas.

A pesar del cambio de protagonista, que a todos los que no tenemos ojos rasgados nos hizo manejar un insípido zagal rubiales, las referencias a la industrialización y al sistema comunista soviético seguían presentes en el juego, patentes ya en el mismo color rojo del pavimento de las fábricas que hacen las veces de fases. El propio esqueleto de Gambare Golby! era un canto al racionamiento de bienes: Gorbachov tenía que distribuir todo lo que iba circulando por las cintas transportadoras de las factorías entre varias personas, dándole a cada una de ellas lo que les correspondía: medicamentos, comida... e incluso videojuegos. Humor e Historia no tienen por qué estar reñidos cuando el reclamo de un videojuego es el mismísimo Golby, como le llamaron los japoneses de manera cariñosa. Lástima que por otros lares nos quedáramos sin la gracia. ¿Miedo a represalias?

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10 enero, 2009

Sakuraba agoniza



Duele mucho dejar un RPG a medias, y si es bueno, más aún. Dado mi inminente regreso a Japón, no podré completar Tales of Vesperia, ni siquiera después de las maratones de vicio que me he pegado en un intento desesperado final por completarlo. El juego sobrepasa, y seguro que de largo, las 62 horas que le he podido dedicar. Y eso que no he hecho ni una triste misión alternativa ni he peinado el mapeado a conciencia, como es de rigor hacer en todo buen juego de rol nipón.

De las partidas a Vesperia me quedan muy buenas sensaciones. Una historia enrevesada que abre varios frentes durante el viaje del grupo; un protagonista, Yuri, que literalmente se sale (su particular sentido de la justicia da pie incluso a debate) y toda la esencia y encanto de la saga Tales. Porque si algo bueno tiene este Vesperia es, sobre todo, ese anclaje a los patrones más tradicionales de la franquicia, cimentados en el maravilloso sistema de combate. Los gráficos animados, además, son lo más cercano a lo que podemos ver en cortes de animación tradicional a día de hoy.

Pero no todo es tan fantástico, por desgracia. Motoi Sakuraba, quien fuera mi compositor fetiche, ha demostrado con las partituras de este último Tales que está falto de ideas y en horas bajas, muy bajas. No sólo se hace repetitivo con ciertas melodías, llegando a pervertir su propio estilo, sino que el otrora genio japonés ha dado un paso más allá, incorporando a la banda sonora de Vesperia temas casi idénticos a otros aparecidos en su Eternal Sonata.

Puede que Sakuraba tenga el listón demasiado alto, ya que nos ha acostumbrado a ritmos de grandísima calidad en el pasado, casi todos surgidos de colaboraciones con Tri-Ace. Como mi buen amigo Yorch dice, la banda sonora del primer Valkyrie Profile es simplemente sublime. Por mi parte, en mi vida he escuchado un tema de batalla tan majestuoso como el de Baten Kaitos. De hecho, Baten Kaitos fue un juego en el que me lanzaba a combatir sólo para escuchar de nuevo aquella canción, y cuando me quería dar cuenta ya tenía a todos los personajes con 20 niveles más. En muchos RPGs luchar se torna en un trámite o incluso en un somero coñazo para ganar experiencia. En Baten Kaitos, gracias a la batuta de Sakuraba, simplemente era un placer.



Este mismo músico, capaz de sorprender y crear legiones de fans, tiene su particular talón de Aquiles en la saga Tales, ya que desde su legendaria BSO de Phantasia no había conseguido grandes logros en las posteriores entregas de la serie. Más bien, se podría decir incluso que empañaba todo lo que conseguía en sus trabajos para Tri-Ace (en especial, en la saga Star Ocean) con bandas sonoras mediocres de las que pocos temas se salvaban de la quema. Pero en Vesperia el asunto clama al cielo: en la mayoría de pistas se evidencian unas vacaciones intelectuales del compositor culminadas con toda una sartenada de remixes procedentes de anteriores trabajos. No entiendo cómo Sakuraba no pensó en la posibilidad de que su pastel pudiera ser descubierto. O a lo mejor es que le importaba bien poco que la gente se diera cuenta.

Sakuraba agoniza, y en parte puede que sea debido al exceso de trabajo. Últimamente firma la mayoría de bandas sonoras de RPGs (Infinite Undiscovery y Star Ocean 4 son la últimas), como si no existieran en Japón más compositores válidos. Se nota que a Sakuraba le falta tiempo para componer los grandiosos temas a los que nos tenía acostumbrados, y a mí me han entrado ya retortijones por culpa de un empacho de las sobras de su verdadero talento.

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02 enero, 2009

Shinken Yûgi, el juego de Segata Sanshiro



Tenía reservado comentar este juego para una ocasión especial, y creo que por fin ha llegado su momento. Voy a tratar de entrar en este 2009 con buen pie hablándoos de un ídolo de masas y todo un icono de la 32-bit de Sega: el inigualable Segata Sanshiro y el juego que protagonizó en 1998, Shinken Yûgi (que significa juego serio... aunque de serio tiene bien poco).

No nos engañemos: no estamos ante un must-have. Shinken Yûgi es lo más parecido a cómo lucirían Torrente 3: el protector o el juego del Neng si se hubiesen desarrollado en Japón. Vamos, es cutrerío en conserva, pero cutrerío con encanto. Pero antes de entrar en más detalles y por si aún queda algún despistado por ahí, vale la pena recordar que el gran Segata Sanshiro fue el protagonista de la campaña publicitaria más cachonda que Sega ha emitido jamás en Japón. Segata era un judoka cuya misión era zurrar a la gente que se distraía a expensas de la Saturn, y aparecía en varios spots haciendo el chorra y repitiendo siempre Segasatan Shiro!, un juego de palabras que significa tanto "¡juega a la Sega Saturn! como ¡Sega Saturn blanca!", color que Sega buscaba promocionar a la vista de los buenos resultados que había tenido el diseño de la primera consola de Sony (me juego el pescuezo a que más de una madre se coló comprándole a su hijo por error una Saturn blanca en lugar de una PlayStation). Para rizar el rizo, Segata Sanshiro era también una parodia de otro luchador de judo, Sugata Sanshiro, protagonista de una película de Akira Kurosawa.

Conocí a Segata gracias a uno de esos cd's que venían de regalo con la revista de manga Minami hace ya la tira de años, en el cual estaban recopilados todos sus anuncios. En el último de ellos se veía cómo el mismo Segata Sanshiro defendía la central de Sega con su propia vida y cómo la compañía le rendía tributo con el juego que aquí comento y que le sirvió de despedida, Shinken Yûgi. Por aquella época, la salida al mercado de Dreamcast era inminente.


Shinken Yûgi es una colección de 10 minijuegos basados en los anuncios que dieran fama al judoka. El jugador ha de pasarse cada uno de éstos para desbloquear el anuncio en cuestión, el cual se añadía a una galería donde también se incluían, de inicio, cuñas radiofónicas y arengas del inimitable Sanshiro en las que te incitaba a jugar a la Saturn "hasta que se te rompan los dedos" (palabras textuales). ¿Era o no un crack este hombre?

Los juegos en general son malillos y los hay de todos los colores: desde una especie de Columns hasta un Track & Field en el que Segata patina sobre hielo para alcanzar una velocidad de 100 km/h. Aquí tenéis una breve descripción de cada uno de ellos:

Odori no honshitsu wo miseteyaru (¡Vas a ver la esencia del baile!)

Segata hace de Tony Manero en una pista de baile, y el jugador ha de memorizar sus movimientos y repetir sus mismas poses.

Mattero! ore ga kanarazu sukuu! (¡Espera, te salvaré pase lo que pase!)

15 pisos en llamas que hay que subir para rescatar a una persona atrapada, cómo no, en la última habitación del último piso. Vicia un montón.





Kinkyû bakuretsu! Kakattekoi! (¡Explosión de emergencia! ¡Ven a por mí!)

Combates de judo contra robots en un campo de minas. Hay que empujar a 10 enemigos sobre los explosivos para hacerlos volar en pedazos.

Uketore! Kore ga ore no purezento! (¡Cógelo, es mi regalo!)

Uno de mis favoritos. Segata suplanta a Papá Noel y tiene que encestar regalos por las chimeneas con el trineo en movimiento. Despide esencia a Hugo por los cuatro costados.

Komatta toki wa atama wo tsukae! (¡Usa la cabeza en situaciones difíciles!)

Segata ha de acumular energía para romper una pila de tejas con su cabeza. Requiere de mucha precisión y calma para ser jugado.

Higi! Kore ga ryû shinryoku da! (¡Técnica secreta! ¡Fuerza divina del dragón!)

Minijuego homenaje a los Panzer Dragoon, donde varios clones de Segata montan al emblemático dragón azul de la saga. Es muy simple, sólo hay que contar y acertar el número de Segatas que aparecen.

Hashiru zo! Ore no netsuki tamashii! (¡A correr! ¡Mi alma está ardiendo!)

El juego Track & Field que comentaba, donde hay que pulsar botones de forma alternativa para hacer que Segata corra y no pierda el calor.

Shugyô no jama wa sasen! (¡Nadie molestará mi entrenamiento!)

Segata está concentrado bajo una cascada cuando cae basura que impacta sobre su cabeza. Su objetivo en este caso es llenar un cubo pateando los trastos que le son arrojados (entre los que se incluyen bicis, televisores y... ¡PlayStations!)

Tokkun! Umi mo ore no semba da! (¡Entrenamiento intensivo! ¡El mar también es mi campo de batalla!)

Minijuego de puzles en el que hay que enlazar animalillos marinos en un tiempo límite. Si no se consiguen hacer 15 combinaciones Segata morirá ahogado.


Mi Saturn Shiro está viviendo una segunda juventud con Segata

Quien consiga pasarse todos los minijuegos recibirá un mensaje especial de Segata, en el que como es de esperar da ánimos a los jugadores de la Saturn para que no dejen nunca de picarse a su consola favorita. Su discurso viene a resumirse en Sega Saturn forever, y a más de uno se le caería la lagrimilla escuchándole.

En contra de lo que pueda parecer, los ideales de Segata Sanshiro no murieron con el fin de la magnífica máquina de Sega. Como dijo la voz en off de su último anuncio, "Segata vive en nuestros corazones", y somos muchos los que aplicamos sus enseñanzas años después de su última aparición pública, enfundado en su eterno judogi. Si la tenéis por casa, desenpolvad vuestra vieja Saturn y enchufadla: haréis muy feliz al viejo maestro.

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