26 febrero, 2011

Shippuu Mahou Daisakusen





Kingdom Grand Prix es, posiblemente, el shooter más extraño y atrevido de Raizing. Se diseñó para reducir considerablemente el tiempo de juego y las colas que crean los expertos de los shmups en los recreativos, obligándoles a completar el juego rápido si querían conseguir una buena puntuación. Si queréis saber más sobre este curioso título, os dejo con mi buen amigo Lunchbox, quien se estrena en Glintas desgranándonos las características de esta loca secuela de Mahou Daisakusen.


Kingdom Grandprix (también conocido como Shippu Mahou Daisakusen) -1994, Raizing/8ing-) es un shmup (o “matamarcianos”, como se le solía conocer al género por estos lares) bastante peculiar. Lo que lo diferencia del resto es el hecho de que mezcla la jugabilidad clásica del genero con la de un juego de carreras. ¿De carreras? Sí, de carreras. Y el resultado, además de representar un alarde de originalidad, es de lo más interesante. Así pues tu objetivo aquí no va a ser solo cargarte a los enemigos y esquivar sus proyectiles (que ya es), sino también intentar llegar a la meta en primer lugar.



Para ello deberás permanecer en la parte superior de la pantalla (este es un juego de scroll vertical) el máximo tiempo posible, pues esto hace que tu nave acelere. Otra manera de acelerar es mantener el botón de disparo pulsado, a cambio de perder momentáneamente tu artillería. Y aquí entra en juego cierto componente estratégico, pues tendrás que aprovechar las zonas más propicias para situarte en cabeza e intentar no perder la posición. Por otro lado, y a diferencia de lo que suele ser habitual en el género, a tu nave/personaje se le permite colisionar tanto con la mayoría de enemigos como con el resto de competidores, lo que hace que puedas jugar sucio entorpeciendo su avance.


A pesar de todo esto, Kingdom Grandprix puede ser jugado a la manera convencional, pues, hasta donde yo sé, la posición en la que llegues a meta solo afecta a tu puntuación, no siendo requisito para avanzar en el juego (a no ser que quieras jugar una segunda vuelta). Eso sí, necesitarás puntos para conseguir vidas extra, así que tú mismo.




Visualmente es un programa bastante atractivo, para los estándares de la época, algo común en el mimo del que hacen gala los citados raizing/8ing en sus creaciones. El juego se desarrolla en un mundo de fantasía medieval, en la línea de Mahou Daisakusen, del cual es secuela y toma prestados sus protagonistas ( añadiendo 4 nuevos).

En su conjunto, Kingdom Grandprix constituye una experiencia jugable tan convincente como atractiva. Recomendable sobre todo para aquellos que ya disfrutan del género y quieran probar algo diferente. Un extra añadido es su sistema de ramificación. Cada vez que terminemos una fase se nos dará la opción de seguir por 2 rutas diferentes hasta llegar a la última fase, donde deberemos elegir entre 3.




Si se finaliza el juego con 1 crédito y en 1ª posición, se accederá a una segunda vuelta, donde habrá que pasar por todas las fases descartadas. Pero bueno, eso va a estar al alcance de muy pocos.

Yo lo estoy jugando en su versión de Sega Saturn, pero si te ha gustado (y no dispones de una) puedes disfrutarlo en tu PC mediante el emulador MAME, así que ya sabes. Eso sí, aconsejo jugarlo como deben ser jugados todos los arcades, 1 crédito por partida, nada de continuar, más que nada porque si a un juego de estas características le eliminas el reto no funciona demasiado bien.

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19 febrero, 2011

Sega World, Fuse


Esta entrada es continuación directa del lacrimoso relato del otro día en el que explicaba mi fallida visita al UFO. Tras constatar su pérdida, no pude hacer otra cosa que sofocar mi angustia en los salones más cercanos a la estación de Fuse (Osaka), los Sega World.



Vista del lateral de los Sega World en donde se encuentra una de sus entradas. Los Sega World están justo debajo de las vías de la Kintetsu; con esta foto quizás podáis haceros una idea aproximada de la extensión que ocupan. El nombre "World" no le queda precisamente grande a estos salones.




Una vez dentro, lo primero que ve uno son máquinas de premios (las típicas de pinza), de apuestas, medal games... Vamos, lo que ahora más dinero le está dando a Sega junto con el pachinko, que por supuesto también tiene su rinconcillo.



Ante un ambiente tan desolador decidí dirigirme a la segunda planta, que era la que concentraba el grueso de recreativas "de las buenas".


No todo lo de la primera planta era execrable. Justo antes de las escaleras había un par de máquinas de air hockey futuristas que se salvaban de la quema. La superficie de la mesa era una pantalla que reflejaba la puntuación y que mostraba los bonus que surgían en cada momento, los cuales permitían, por ejemplo, que un gol anotado valiera por dos. Además, ¡las partidas estaban radiadas! Una risa...


Tokyo Cop, Mario Kart 2... El porcentaje de muebles dedicados de la segunda planta era bastante elevado. De hecho, a primera vista solo había una hilera de Astro City... Luego aparecieron más.



Golden Axe, King of the Monsters y Alien VS Predator eran los títulos más destacados. Por 100 yenes se pueden jugar dos partidas a estos clásicos imperecederos. Especialmente recomendable es el último, ya que la obra de Capcom no tiene conversión doméstica.


Unas máquinas de motos bastante actuales que responden al nombre de Nirin (no confundir con Kirin, el clásico manga de moteros que aprovecho para recomendar).



Me gustó especialmente el pasillo, con el logo de Sega impreso en el suelo.



Recreativas del nuevo Virtual On (se ha versionado para 360 recientemente, con su consiguiente mando mastodóntico) y la omnipresente Hatsune Miku, que lo está petando en los salones de todo el país. No resulta raro ver torneos con su juego musical como protagonista.




Sí señores, aún hay gente que juega a los dardos en estos salones. No, futbolines no había, por desgracia.




Las Astro City del King of the Monsters y Alien Vs Predator en detalle.



Este salaryman estaba claramente pelándose la reunión de la tarde. Con una máquina de Golden Axe emitiendo cantos de sirena, como para no entenderle... La de clases que más de uno se ha saltado jugando a arcades clásicos, ya sea en Japón, España o Belice.



Me tiré un buen rato viendo como este japonés se dejaba casi 500 yenes al House of the Dead 4. Para jugar solo, lo hacía francamente bien.



Tal es el éxito de Hatsune Miku que había asientos especiales para que la gente aguardara su turno para jugar. En otros salones he llegado a ver carteles anunciando el tiempo de espera aproximado para echarse una partida...


Los juegos de lucha y las rarezas estaban al lado opuesto de las escaleras. Iba un poco pelado de tiempo y no me pude parar a ver en detalle la lista de títulos...


Antes de salir de los recreativos vi un par de máquinas que me llamaron mucho la atención. La primera, un ¡Marios Bros para dobles! con un panel precioso que tenía dibujados los mandos de la Famicon. Bonito, bonito...



La segunda era el Typing of the Dead, que nunca había tenido el placer de ver en funcionamiento en unos salones. Jugar con un amigo a este juego debe de ser la risión... A lo mejor me animo a practicar algún día con la versión de Dreamcast.


Esto fue, a grandes rasgos, lo que dio de sí la visita a estos conocidos salones de Osaka. A pesar de apostar claramente por la modernidad, tenían una buena selección de títulos clásicos y máquinas actuales muy curiosas que hacen de estos recreativos un buen lugar de reposo ahora que los UFO (snif) nos han abandonado. Llegar a ellos es muy fácil, ya que están pegados a la estación de Fuse y en todas las salidas hay indicaciones con el logo del local que permiten llegar a él muy fácilmente.

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14 febrero, 2011

UFO tocado y hundido


Siguiendo con mis investigaciones acerca de recreativos tradicionales en Osaka di con el nombre de UFO. Según los diarios de viaje de los visitantes, UFO tenía fama de ser uno de los salones para minorías con más personalidad de la ciudad debido a, principalmente, un estilo alejado de las tendencias actuales representadas por los muebles dedicados (con forma de moto, taiko, mesa de mezclas, etc.) y las pantallas en HD.

Sin llegar a los extremos retro del Shiro, UFO conseguía mantener un ambiente noventero donde las pantallas de tubo y las melodías de juegos de lucha clásicos eran protagonistas indiscutibles. Sin pensármelo dos veces puse rumbo a Fuse. Al lado de la estación aguardaba otro salón de esos de ensueño.




Llegué bastante temprano y encontré el local cerrado, por lo que me dediqué a hacerle fotos a la entrada. Es alucinante comprobar como la suciedad y el óxido han embellecido aún más si cabe este templo del vicio de tiempos pretéritos.



Letras semiborradas, colores chillones, distintas tipografías... UFO parecía dividirse en dos locales, cada uno de ellos con diferentes tipos de rótulo, a cual más invadido por el robín. A mí me fascinaba particularmente el segundo, y en concreto la enigmática palabra CALM que se elevaba sobre el toldo. Solo de imaginar los neones encendidos se me erizaban los pelillos de los brazos...



Decidí dar un rodeo y volver al cabo de un largo rato, a una hora prudente en la que el local debería de estar abierto. Al regresar el alma se me cayó al suelo...



UFO seguía cerrado y comencé a temerme lo peor. Aún cabía la esperanza, sin embargo, de que aquel día entre semana fuera su día festivo... Al final de la calle vi una bandera familiar y me acerqué a curiosear. Daba la casualidad de que el local adyacente era un restaurante español. Pensé que quizás ellos me pudiesen despejar los miedos que me rondaban.


No conseguí la información que quería, ya que ellos tampoco estaban abiertos. La última oportunidad que tenía era preguntar en el pachinko que había justo delante, pero no me hizo falta ni entrar. Justo en ese momento salía un empleado a barrer la entrada: era el momento de saber la verdad.




Una verdad que resultó muy dolorosa, como había intuido. UFO llevaba bastante tiempo cerrado...

La alegría que experimenté cuando visité Shiro se tornó, en esta ocasión, en una profunda tristeza.

Uno de los salones retro de Osaka más famosos, presumiblemente por un ambiente tan arcano como el que se respiraba en su umbral, había pasado a la historia. No había aguantado la presión de la implacable competencia del barrio, situada a tan solo veinte metros del local, conocida como...



Sega World. Mitad molesto, mitad curioso por la existencia de tan monstruosos salones, decidí acercarme al verdugo del UFO para conocer de primera mano al culpable de tantos sueños rotos. Así empezó una relación de amor-odio con estos recreativos... que ya relataré en profundidad en otra ocasión.

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08 febrero, 2011

Shiro, un salón de leyenda


Bicheando por la red me llevé una muy grata sorpresa. Resulta que en Osaka aún se conserva, milagrosamente diría yo, un salón de la era Shoowa que mantiene intacto el sabor de los años 70 y 80 con unas selección de máquinas antiguas apoteósica (tanto por los muebles como por las placas) y una decoración que ayuda a preservar el ambiente de aquella época. Y unos precios de risa: cada partida cuesta solo 20 yenes.



El barrio en el que este saloncillo está ubicado se llama Hirano, y al pasear por él da la impresión de que el tiempo se ha detenido completamente. Es el marco perfecto para dejarse llevar atrás varias décadas y contemplar cómo era Japón cuando muchos no habíamos siquiera nacido, ya que los edificios, los comercios... no parecen de este siglo.



Shiro está a medio camino de la galería comercial de Honmachi, una calle franqueada con tiendas setenteras, pescaderías, librerías de viejo...



Esta es la vista general de la galería comercial de Hirano Honmachi. Cuando fui era bastante temprano y la mayoría de comercios estaban cerrados, al igual que Shiro. El local solo abre a partir del mediodía, por lo que tocó esperar en un parque de la zona saboreando una bebida que solo he visto a la venta en este barrio, un batido de leche de la marca Parade con una estética retro alucinante (como todo lo de la zona, vaya). Supuestamente ese batido ya no se fabricaba...



Por fin abrió sus puertas el Shiro (castillo, en japonés). La primera impresión que tuve fue la de estar ante una pequeña tienda de juguetes. Por fuera se aprecia la antigüedad del local, rodeado de ese aura especial que tienen, por ejemplo, los templos sintoístas antiguos.



La puerta es corredera, como la de las tabernas tradicionales, y el techo es algo bajo. ¿Llegáis a ver los arcades pequeñitos, al otro lado del poster de Marvel VS Capcom 2?



Vista del interior del local, ya de cara a la puerta recién franqueada. El paraíso en Technicolor.


El ambiente es sublime. La sensación de haber concluido con éxito un viaje temporal con la máquina del profesor Bacterio es constante.



El local es algo pequeñito (llamémosle "acogedor") y en él se agolpan grandes clásicos en muebles tradicionales, ancestros de las Candy y demás recreativas actuales.



Super Pang 3, Metal Slug X, Makaimura, Marvel VS Capcom, Sonic Wings (Aerofighters) 2, Samurai Spirits... Creo que eché monedas en la mitad de máquinas del local, por lo menos. Cuando me quise dar cuenta ya había pasado casi una hora desde que entré a este dojo de los videojuegos.



Las paredes del Shiro están llenas de pegatinas, pósters, fotos antiguas y carteles caligrafiados por el tenchoo, el dueño del local, un abuelito de lo más simpático y entrañable. El hombre alucinó en colores cuando me vio llegar. En su afán por mantener el local limpio, no deja que los niños entren con gominolas y aperitivos para que no ensucien las máquinas. Ni siquiera permite fumar, que ya es extraño, pero los visitantes adultos se saltan la normativa a la torera. Sobre la máquina de la izquierda hay un cartel en naranja que reza "prohibido fumar", ¿y qué tenemos sobre el panel? Un paquete de tabaco que un cliente se había olvidado :D



Una vista de una de las esquinas, con unas pequeñas máquinas plateadas manufacturadas por Sega de unos componentes maravillosos, considerando la edad que se les presume. La consistencia de los botones y el joystick y la calidad de la respuesta al jugar me dejaron con la boca abierta.



Y he quí la joya de la corona, un Donpachi montado sobre un mueble clásico. No tengo palabras...


Ciertamente, no las tengo.



Más caligrafía, calendarios e incluso una foto de un samurái cuelgan de las paredes. Bajo ella, y detrás de las cortinas blancas y azules, se encuentra el despachito del tenchoo, quien suele mirar la tele sin que el ruido de las máquinas parezca importunarle.



Shiro es un local que lleva funcionando 40 años según me contó el propio tenchoo. Al principio solo tenía mesas de juego de Space Invaders, por lo que deduzco que en sus inicios Shiro sería una cafetería más de las que vivió del boom de los marcianitos, un lugar de asueto donde los salarymans de antaño se reunían a darle al juego de Taito, Xevious y demás clásicos...

Con el tiempo, las mesas prestaron su lugar a estos muebles antiguos, cuya labor de mantenimiento debe de ser bien ardua. Me quito el sombrero ante el tenchoo y el trabajo de conservación que ha llevado a cabo en todas las facetas de su pequeño negocio. Reconozco que, jugando a Marvel VS Capcom, me dio pena saber que versiones domésticas de este y muchos más juegos acabaran llevando a la ruina a locales legendarios de este tipo (como el Autobaan, de quien me he quedado sin hacer crónica ya que cerró el año pasado... Y era como Shiro, pero 10 veces más grande, sin exagerar).



Un modelo clásico de un arcade MVS de SNK, de los primeros diría yo, y un aviso curioso: "Prohibido entrar con dulces y pollo". ¡Pollo! Parece que la fritanga de los combini de la zona lleva de cabeza al pobre dueño del Shiro.


Aquí dejo, para acabar ya, un mapa con la manera más sencilla de llegar a Shiro. Después de dar mil vueltas (y perderme varias veces) llegué a la conclusión de que este es el camino más corto. Primero hay que llegar a la estación de Hirano con la línea de metro Taniguchi (dirección a Minamiyao). Al llegar es mejor bajar por la salida número 1, al lado de la autopista, y seguir el itinerario marcado (click en la imagen para ampliar). El McDonalds que hace esquina puede servir de referencia para saber en qué dirección caminar si se baja de la estación por una salida diferente. Una vez allí veréis como fue Japón en los 70. Simplemente, disfrutadlo.

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