20 abril, 2011

Recreativos A-cho, Kioto


A-cho es probablemente el salón de Kioto más conocido entre los aficionados a los juegos de lucha y los matamarcianos. Como siempre hay quien se quiere tomar un respiro entre tanta visita a templo y templo, aquí va una minicrónica que nos lleva a estos salones de la calle Teramachi, en pleno distrito comercial de la ciudad imperial.


A-cho destaca por tener un buen surtido de las máquinas más representativas de los géneros arriba mentados, aunque no faltan juegos más actuales del gusto del público nipón, como las recreativas de Gundam y similares. De todos modos, no escasean los arcades clásicos, los cuales ocupan buena parte de la tercera planta.


En esta fila de la segunda planta ya se pueden ver muebles estilo Egret y Astro City custodiados por la mascota del local, un oso de peluche cabezón.



Por suerte para quienes no buscamos la novedad, el público nipón no representa un obstáculo a la hora de jugar ya que suelen concentrarse en las recreativas de nueva factura, la mayoría de ellas compatibles con modos multijugador. Vaya cara de vicio tiene más de uno.



Vista de un parte de las máquinas de matamarcianos de Cave de la tercera planta, donde no hay que esperar tanto para jugar. Las partidas a la mayoría de títulos cuestan solo 50 yenes, por cierto.



Entre la fauna propia de un templo sagrado para los fans de Cave como es el A-cho no pueden faltar especímenes como el de la foto. No se trata de un amante de los shooting games cualquiera; este elemento es el típico japonés que se pasa Dodonpachi Daifukattsu en la segunda vuelta (dificultad demencial), fulmina al jefe secreto, el abejorro Hibachi... Y ni siquiera deja su nombre en los ránkings. Un perfil de jugador que estoy acostumbrado a ver en Japón, por increíble que parezca. Lo de la kill screen de Pacman me parece una broma comparado con esto.



Detalle de Hibachi visto en directo. Impresiona una barbaridad ver la facilidad con la que ciertos japoneses se lo meriendan. Si alguien quiere hacerse una idea de lo titánica que es esta empresa le bastará con ver el siguiente vídeo, aunque aviso que puede suponer la pérdida de varios puntos de cordura.

Si queréis aplaudir a pros como este en el A-cho, solo hay que ir hasta la estación de Kawaramachi de Kyoto y seguir la calle comercial Shijodori hasta entrar en Teramachi dori. A-cho se encuentra ligeramente enfrente del punto D de este mapa, a la altura de Higashidaimonjicho, en un segundo piso que se puede ver desde el mismo street view  (la primera planta es un pachinko).  Pasadlo bien en este templo del vicio, y paciencia con las partidas de 25 minutos que se pueden llegar a echar algunos japoneses a esa máquina que tanto queréis probar.


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01 abril, 2011

Cross Review: Toi Robo Force (GBA)




Lunchbox
El ego de Global A Entertainment firma cheques que su bolsillo no puede pagar. Mas allá de lo loable del intento de desviarse de los esquemas clásicos y proponer nuevas experiencias, lo cierto es que esta mezcla de adventure game con dosis de -mala- customización de robots y shmup, simplemente no funciona.


Ciertos aspectos, no obstante, podrían ser salvados de la quema. Los diseños de personajes (por lo menos si nos olvidamos de que son un plagio de Patlabor) y el tratamiento de los sprites en las fases shmup son los grandes pilares de este juego y seguramente conseguirán cierta clemencia y una segunda oportunidad por nuestra parte.


Pero lo cierto es que no acaba de cuajar, como shmup es bonito, pero sus fases son ciertamente repetitivas y los interludios conversacionales no hacen si no acabar de entorpecer un ritmo ya de por si agonizante. Quizás si se hubiese centrado en las fases de disparo...


Chibimogu
La mezcla de géneros de aventura conversacional y shmup que presenta Toi Robo Force busca seguramente agradar a los aficionados a ambos géneros, pero termina por no contentar a nadie. La insípida historia, infantiloide a más no poder, y lo lento de su desarrollo hace que se nos acabe la paciencia a los que solo queremos jugar la parte de matamarcianos. Por contra, quien busque seguir la historia probablemente se aburra teniendo que soportar largos interludios de acción con muchos elementos por pulir y un reciclaje intenso. Por algo los experimentos hay que hacerlos con gaseosa.


Hay que reconocer, sin embargo, lo atrevido de la idea y la buena fe de su puesta en práctica, que nutre algo el ya de por sí escaso catálogo de shooters de Game Boy Advance. A pesar de no tratarse de un matamarcianos genuino puede servir para matar el gusanillo a falta de algo mejor, pero puede llegar a hacerse tan indigesto como la infame versión del Shikogami no shiro apellidada Nanayotsugensou no gensoukyoku (PS2). Ni os molestéis en buscar más información de ambos juegos.




Puntuación total (sobre 20):

Si quieres importarlo, es cosa tuya.

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