25 julio, 2010

Vicio en la Japan Expo 2010




A principios de mes visité París para ver qué era eso de la Japan Expo. Se dice que es la feria sobre Japón más grande de Europa y tenía que comprobar si era cierto. El evento lleva ya una década celebrándose en el país vecino, y este año los organizadores traían invitados de renombre (mangakas de la talla de Masakazu Katsura, creador de Video Girl Ai, o el gran Tsukasa Houjou, padre de City Hunter) y otros que venían directamente a spamear el evento (Hideo Kojima con su troupe de RR. PP. asociada a MGS Peace Walker). Mientras la gente hacía cola para conseguir una firma de sus autores favoritos, yo me dediqué a mi objetivo principal: buscar qué ofrecía la feria al aficionado a los videojuegos. Los franceses son muy frikis y tenía la corazonada de que algo interesante tendrían montado.

 


Efectivamente, al poco de comenzar a husmear me encontré con un rinconcito de máquinas recreativas con las que uno podía jugar gratis, pero sin abusar, a arcades nipones de qualité. Los shooters de Cave tienen su reclamo, y algún alma caritativa había colocado coin ops de Mushihime Sama Futari y clásicos de la compañía versión MAME. No fue esto, sin embargo, lo que más jolgorio me produjo.





Cerca de las recreativas había una enorme exposición de videojuegos retro, que incluía modelos conectados a monitores para que los curiosos echasen unas partiditas y supieran qué se siente con un pad de la FM Towns Marty entre manos, colocando el cartucho original de Metal Gear en un MSX... Admiro el altruísmo de la gente de MO5.com, los organizadores, que pusieron un montón de rarezas al alcance del público. Aunque sea un afortunado poseedor de los anteriores sistemas, yo no tendría el valor de exponerlos si no fuera con un dispositivo de seguridad tipo Misión Imposible y tres gorilas musculosos por si acaso.



Unas partiditas a la SuperGrafx

La gente de MO5.com, por cierto, se ha impuesto como meta crear un museo nacional de videojuegos, empresa loable que desde aquí apoyo. Lo curioso es que hasta hace bien poco Paris contó con una exposición sobre videojuegos propia que busca de nuevo un museo que la acoja definitivamente. La instalación de una muestra definitiva, que no itinerante, que recoja toda el patrimonio cultural nipón importado por aficionados a las artes electrónicas parece que va por buen camino dada la cantidad de entusiastas que parece que hay al otro lado de los Pirineos.





Si bien la feria era una delicia en cuanto a exposiciones, para quien buscaba tiendas de videojuegos, gangas o rarezas a la venta... el panorama era deprimente. Tan solo una tienda birriosa de juegos de segunda mano y otra que era como cualquier Game que puede haber en una calle comercial eran las únicas alternativas para llevarse algo de material a casa. En este aspecto, el salón del manga de Barcelona le da mil patadas a la Japan Expo. Será muy grande, pero como mercado y punto de intercambio de coleccionistas es patético. Lo divertido del caso es que este evento es un 90% comercial, ya que hay pabellones enteros llenos de tiendas de mangas, anime, figuras, en fin, mil y una cosas para el otaku... pero no para el otaku de videojuegos. En la Japan Expo se mira, se toca, pero no se compra. Y yo que me quejaba de las tiendas del salón del manga... ¡Al menos en Barcelona había tiendas!




La visita, pues, se salvó gracias a los evangelizadores de juegos retro, pero en general fue agridulce ya que las conferencias fueron mínimas, los eventos más bien escasos y las tiendas de videojuegos brillaban por su ausencia. Eso sí, puestos de cualquier otra cosa relacionada con Japón, por un tubo. Las sesiones de firmas, además, iban por sorteo (me quedé sin que Houjou-sensei me firmara mi copia del City Hunter de PC Engine, seguro que ni se acuerda de que existe tal juego).

En septiembre llega la Paris Game Festival, más enfocada a desarrolladores, con conferencias, stands para jugar a juegos localizados y ¿tiendas? No me atrevería a afirmarlo. Será un TGS a la europea, supongo. Demasiado pegada por fechas a otros eventos grandes, de todos modos...

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