18 agosto, 2008

Responso por las recreativas II: Super Pang



God-hand. Así llamábamos al chaval que nos obligaba a esperar horas y horas mientras completaba una fase tras otra de esta memorable recreativa (o arcadia, como dicen por México). Parecía que sus partidas no conocieran fin... tanto que siempre acabábamos celebrando ese mágico momento en que se volvía a su casa. El colega nos producía bastante rabia, porque además de tenernos siempre formando colas para jugar, el muy desgraciado nunca gastaba monedas en continues. Su potra (y calidad a los mandos, de ahí su mote) le permitían jugar un día tras otro con el mismo dinero que el resto consumíamos en un cuarto de hora.

Era como un reloj. Después de comer, God-hand siempre estaba pegado a la recreativa del Pang!, que para regocijo de los chavales del barrio pusieron al lado del kiosquito playero por el que solía dejarme caer para comprar las revistas del sector (las cuales, en mi frikinfancia, me parecían el no va más del prestigio y el savoir faire editorial... Cómo cambian las cosas, ¿no?).
A la sombra del toldo de la tienducha veíamos a este chico menear el joystick con movimientos de muñeca memorizados y estudiados, un panorama que nos irritaba sobremanera ya que sus partidas parecían la maldita secuencia pregrabada de todo arcade. A sus partidas sólo les faltaba el letrerito central de "Insert Coin" para parecer un bulo total, de lo perfectas y robóticas que solían ser.

Gracias a God-Hand aprendimos la ubicación exacta de las vidas extras, las trayectorias más peligrosas de aquellas bolas locas y esos pequeños truquitos que sólo los más viciados alcanzan a descubrir. Gracias a él, conseguimos sacarle más partido a nuestro bolsillo con el tiempo.

Sin embargo, llegó el día en que no volvimos a verle por aquella recreativa llena de arañazos, grafitis, colillas y chicles pegados bajo el tablón de mandos. Dimos por sentado que sólo podían haberle pasado dos cosas: que se había hartado del juego o que se le había atrofiado su mano divina de tanto darle a la palanquita. Había quien incluso aseguraba haberle visto con el brazo en cabestrillo por el paseo marítimo, mirando con cara triste la máquina del Super Pang! desde la lejanía.

Sin nuestro referente y gurú particular aquello ya no era lo mismo, por lo que decidí guardarme mi dinero de las partidas para poder comprarme la versión doméstica que estaba seguro que acabaría por salir. Y vaya si salió, pero nada más y nada menos que 6 años después (al menos me dio tiempo a ahorrar lo suciente). La paciencia, cultivada ya en los tiempos de espera a los que nos sometía nuestro colega de máquina, acabó por dar sus frutos. Mientras todos mis conocidos se compraron la PlayStation con la salida del Dragon Ball Final Bout, yo no me vi tentado a hacerlo... hasta que por fin apareció Super Pang Collection, juego que todavía conservo y al cual considero pieza angular de mi modesta colección. Ningún ebayer podrá separarme de él, a no ser que llegue el día en que no tenga nada que llevarme a la boca... o me enrole en alguna secta que me haga renegar de mi pasado.

Este artículo se lo dedico a todos aquellos asiduos de las recreativas cuya destreza nos llevó a odiarles y amarles a partes iguales, y especialmente a todos a los que no les importaba compartir, voluntaria o involuntariamente, su conocimiento enciclopédico con los menos habilidosos para que así pudiéramos emularles.

2 comentarios:

guard dijo...

Buah, menudos vicios me he pegado yo al Super Pang :P No sería como el God-Hand ése, pero el récord de los recreativos de mi barrio sí que lo tenía yo jeje.

Al Pang (el primero) no jugé mucho, pero al Pang 3 sí que era una máquina, aunque quizás era el más fácil de toda la saga, recuerdo que me llegaba a la última pantalla con todas las vidas, ahí me dejaba matar todas, y cuando me quedaba una ya me lo pasaba, jeje.

Chibimogu dijo...

Pues sí, el Pang 3 era algo facilote. Yo siempre me pillaba al mejicano y el tío era un hacha, jeje. Pero tampoco iba tan sobrado como para dejarme perder vidas en la última fase, jaja, ahí se ha notado que le echaste horas, viciosillo :)

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