14 agosto, 2008

A la deriva en el mar de estrellas



Star Ocean petó la Super Nintendo con todo su potencial gráfico y sonoro. Si el Tales ya me hizo sentir escalofríos con su opening cantado cuando lo jugué en emulador aquel mítico año de la peonza, no quiero ni imaginarme la cara de bobalicón que se me habría quedado si por esa misma época me hubiera dado por jugar a la obra de Enix. Comprobar cómo todas esas voces robóticas y esos gráficos absurdamente buenos vaticinaban el advenimiento de una nueva era hubiera sido demasié para el body. Pero ¡ay amigo!, años después coges (perdón a los argentinos) este juego y te quedas igual. No es más que otra antigualla, al fin y al cabo. Como RPG clásico debería de tener algún valor, y más viendo como puso el listón la tercera entrega, esa que nos llegó de rebote a PS2. Pero por desgracia, ni remotamente lo tiene.

Pocos personajes han alcanzado un grado de empatía tan bajo conmigo como los de Star Ocean. Además de su, hasta cierto punto, comprensible estereotipización (toma palabro de los buenos), están demasiado marcados por el lenguaje y gestos propios de la animación japonesa, hecho para nada execrable, pero que a mí me repatea especialmente. Cierto es que en la mayoría de RPGs los personajes beben en mayor o menor medida de las fuentes del anime, pero en este caso el comportamiento que tienen es demasiado... cansino y predecible, podríamos decir. Y del guión mejor ni hablemos. Aburrido como pocos, y encima con ese tufillo de las series espaciales que tanto ponen en los canales de la TDT y cadenas autonómicas secundarias. Un tufillo que le impide romper con los convencionalismos de la space opera, de cuyos grilletes magistralmente huyeron personajes como el inmortal Capitán Harlock.

Jugando a la version de PSP (cuyos gráficos remiten al FFVII), llegó un momento en que me di cuenta de que estaba tirando mi vida por el retrete tratando de avanzar en una historia que en lugar de captar mi interés parecía que estuviera poniéndome a prueba para ver cuánto era capaz de aguantarla. Al final fueron unas 15 horas. Llegó el día en que me negué a que mi cerebro se pudriera del todo y abandoné, con todo el dolor de mi corazón, uno de los juegos en los que mayores esperanzas había depositado.

Hay muchos que idolatran a Star Ocean, y me cuesta entenderles más que a aquellos que dicen que lo mejor del jamón es el tocino. ¿Qué tiene este juego que hace que tantos protesten porque nunca llegase a Europa? Mmm... ¡Ah! Quizá lo reclaman porque es de Enix, Square- Enix. Si es de Enix no puede ser malo. Ahora comprendo.
En fin, los que tengáis varios juegos de rol pendientes por jugar entre los que se incluya Star Ocean, haced como que no lo habéis visto. O no, mejor aún: jugadlo, pasáoslo y contarme qué me he perdido. Me da mucha lástima tener que dejar los juegos tirados así como así. Me basta con que alguien me diga que se lo acaba de pasar y que es el juego de su vida para que le dé una segunda oportunidad. Así de impresionable soy.

1 comentario:

Ctharl dijo...

Pues la verdad es que a mi me gusto bastante. Cierto es que de RPGs me trago cualquier cosa, pero me parecio bastante bueno. Y eso que lo jugue despues del 3, del cual casualmente estoy preparando entrada para mi blog.
Lo peor es el sistema de combate, que es tipo Tales, pero con otra perspectiva y mas caotico. Pero la ambientacion y personajes me gustaron, aun sin ser lo mejor que podemos encontrar.
Tal vez el punto que mas le destaco, lo que lo hizo un juego especial para mi es como se desarrolla el juego, sin mapa de mundo, en un numero limitado de islas y visitando la misma ciudad varias veces, eso le dio un punto de inmersion en el juego que otros juegos pierden haciendo juegos mas grandes que la vida donde viajas por todo el mundo como si nada. Los detalles.

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