O le han hecho el vacío por completo o ha pasado más desapercibido que un grano tras un mostacho, pero la cuestión es que Trigger Heart Exelica lleva ya casi un año disponible en el bazar de Xbox Live Arcade. Poco se ha hablado de este estupendo shmup, lo que me condujo a su tardío descubrimiento (aún sigo fustigándome por ello). Esta semana he podido por fin dedicarle algo de tiempo a la obra de Warashi, de modo que toca sacarla del oscurantismo al que parece que se le ha condenado y que en absoluto merece. No en vano, estamos ante un matamarcianos de muy bella factura y soprendente desarrollo: clásico en su arranque, pero de apoteósico caos danmaku en sus fases finales.
Trigger Heart Exelica es uno de los últimos títulos que vieron la luz para Dreamcast, apareciendo a principios de 2007 junto con otros shmups de notable factura como Karasu (también conocido como Karous) y Last Hope. Procedente de una versión para recreativas, Trigger Heart Exelica fue uno de los culpables de la carestía de consolas Dreamcast con la que me encontré en varias de mis visitas al Super Potato de Akihabara, ya que a su estética de anime futurista se le une una estupenda jugabilidad y una ajustadísima curva de dificultad que además se adapta a la habilidad del jugador, haciéndole luchar contra un final boss u otro dependiendo de su pericia.
El jugador toma el control de Exelica o su hermana Cruel Tear, dos cíborg con apariencia de jamonas conocidas como Trigger Heart, que han de defender la Tierra (su planeta de acogida) de ex compañeros del batallón de asalto al que antaño pertenecieron, los cuales les atacan por razones desconocidas. El juego es de scroll vertical y tiene como característica principal la posibilidad de capturar naves rivales por medio de un gancho y, además, hacerlas rotar alrededor nuestro para lanzarlas contra rivales o simplemente utilizarlas como escudo. Dominar esta técnica es lo que da verdadera vida al juego, ya que cuantas más colisiones se provoquen más alta será la puntuación que el jugador obtenga.
En XBLA el juego viene capado, mantiene sólo los 5 niveles arcade sacrificando el Story Mode y un nivel de dificultad añadido (en el que no se pueden utilizar continues). A cambio, gana en resolución y se le añaden ránkings y demás pijadas propias del bazar de Microsoft. Existe una versión para PS2 en lontananza pero, con todo, la de Dreamcast es la buena, mi objeto de deseo, y la que produjo el primero de sus dos milagros: conseguir venderse para una consola que, comercialmente hablando, estaba enterrada. La segunda de sus gestas, por si aún quedan dudas, fue su aparición contra todo pronóstico en XBLA, la cual parece que aún estamos asimilando tras un shock que dura ya meses.
Trigger Heart Exelica es uno de los últimos títulos que vieron la luz para Dreamcast, apareciendo a principios de 2007 junto con otros shmups de notable factura como Karasu (también conocido como Karous) y Last Hope. Procedente de una versión para recreativas, Trigger Heart Exelica fue uno de los culpables de la carestía de consolas Dreamcast con la que me encontré en varias de mis visitas al Super Potato de Akihabara, ya que a su estética de anime futurista se le une una estupenda jugabilidad y una ajustadísima curva de dificultad que además se adapta a la habilidad del jugador, haciéndole luchar contra un final boss u otro dependiendo de su pericia.
El jugador toma el control de Exelica o su hermana Cruel Tear, dos cíborg con apariencia de jamonas conocidas como Trigger Heart, que han de defender la Tierra (su planeta de acogida) de ex compañeros del batallón de asalto al que antaño pertenecieron, los cuales les atacan por razones desconocidas. El juego es de scroll vertical y tiene como característica principal la posibilidad de capturar naves rivales por medio de un gancho y, además, hacerlas rotar alrededor nuestro para lanzarlas contra rivales o simplemente utilizarlas como escudo. Dominar esta técnica es lo que da verdadera vida al juego, ya que cuantas más colisiones se provoquen más alta será la puntuación que el jugador obtenga.
En XBLA el juego viene capado, mantiene sólo los 5 niveles arcade sacrificando el Story Mode y un nivel de dificultad añadido (en el que no se pueden utilizar continues). A cambio, gana en resolución y se le añaden ránkings y demás pijadas propias del bazar de Microsoft. Existe una versión para PS2 en lontananza pero, con todo, la de Dreamcast es la buena, mi objeto de deseo, y la que produjo el primero de sus dos milagros: conseguir venderse para una consola que, comercialmente hablando, estaba enterrada. La segunda de sus gestas, por si aún quedan dudas, fue su aparición contra todo pronóstico en XBLA, la cual parece que aún estamos asimilando tras un shock que dura ya meses.
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