04 abril, 2009

Salones ultraretro: Tokyo Dream, Odaiba



Odaiba, la "isla de los sueños" donde se celebra la Tokyo Anime Fair y el Comiket entre otros eventos, consagra su etiqueta de territorio friki gracias a un local situado a poca distancia del Tokyo Bight Sight. Se trata del salón recreativo retro Tokyo Dream, un local que ocupa un espacio importante de la cuarta planta del Side-Sea Mall, complejo comercial que hospeda también en su interior el Joypolis de Sega.

El ambiente que se respira es el de la era Shôwa, representada por máquinas auténticas de los años 50 y 60 que siguen vivas gracias a un magnífico trabajo de mantenimiento. En la misma entrada nos da la bienvenida el Shinkansen geemu, una de tantas máquinas que en aquella época se jugaban con monedas de 10 yenes. Y cuando digo jugar con 10 yenes, hablo literalmente, ya que la misma moneda hace de "ficha", la cual hay que desplazar con ayuda de unos tiradores hasta que consigamos que alcance la meta, evitando en todo momento caer en los agujeros-trampa desperdigados por el camino, marcados aquí por puntos rojos.





Hacía tiempo que quería probar estos trastos, concretamente desde el día en que los vi por primera vez en el programa Game Center CX. Cuando te "pasas" el juego recibes una tarjetita que hay que llevar a un mostrador donde puedes canjearla por chucherías. Sorprendentemente, gané a la primera (la suerte del principiante, le llaman).


Lo siguiente que tenía en mente era jugar al mueble original de Space Invaders, mucho más "actual", por lo que dudaba que pudiera encontrarlo. Por suerte, una zona de los salones estaba plagada de arcades más reconocibles, con una importante representación de los pioneros, aquellos que desataron un auténtica manía a finales de los 70 y principios de los 80.





El vicio no se hizo esperar. Lo primero que llama la atención de estas máquinas originales es el soberbio sonido. El control es algo más engorroso, pero no deja de ser efectivo. Es toda una experiencia jugar en un tipo de mueble que permite dejar sobre él bebidas y que originó en su día el boom de los "invaders-cafe", cafeterías que (como su propio nombre indica) en vez de mesas al uso ponían a disposición de los consumidores estas maravillosas máquinas, en las que siempre acababan echando una monedita.




La mezcolanza de géneros de arcades viejunos es considerable en Tokyo Dream. aquí pueden apreciarse ejemplares de Operation Wolf, más máquinas-mesa y al fondo, como invitada especial, la recreativa de Ridge Racer, que se merece un post enterito para ella sola. De las recreativas primigenias no pude evitar enamorarme de las originales de Xevious y Arkanoid, por las que habría pedido precio si tuviera dinero y espacio en casa donde meterlas.




El rincón clásico nintendero lo ocupaban arcades como Ice Climber, Mario Bros y Super Mario Bros, entro otros. El precio por partida era de 100 yenes; puesto que ya había pasado por el aro con Space Invaders y familia no dejé que el acceso nostálgico me vaciara la cartera.





Así que me dediqué a ver cómo la muchachada nipona se dejaba los cuartos con estas reliquias. Pude atestiguar que vacilar en público de lo bien que se te da un juego (que ya te sabes de memoria de tanto que te has picado a él en casa) es una práctica habitual en este tipo de salones.




La visita al Tokyo Dream no es indispensable, pues Japón cuenta con multitud de salones retro incluso más poblados que este y en zonas más céntricas, que no requieren de 30 minutos de viaje en monorraíl. Pero ir a Odaiba y no acercase a presentarle respetos haría llorar al mismísimo emperador.

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