Mis incontables visitas a Nakano, tierra sagrada para el yonki de videojuegos, siempre terminaban con un sabor agridulce. Y no porque no pueda saciar allí mi sed de rastreo y toqueteo de rarezas, sino por la existencia de un lugar que nunca me había abierto sus puertas hasta ahora: el bar de copas B', un mini museo del videojuego situado a escasos metros del centro comercial Broadway, hogar del mejor Mandarake de videojuegos al que jamás he entrado (salida este de la estación de JR de Nakano).
Fuese por un motivo o por otro, el bar, que tenía fichado desde hacía tiempo, siempre estaba cerrado. Parecía abandonado, como si esperase a ser reconvertido en pachinko. Nunca llegué a ver ningún aviso de cese de negocio, ni siquiera un triste horario de apertura y cierre. Pero el Mario-café seguía en pie: simplemente se había convertido en un local de copas y vicio (consolero), que empezaba a funcionar justo cuando dejaban de hacerlo las tiendas de videojuegos de la zona. A esas horas, ignorante de mí, estaba siempre en el tren de vuelta a casa.
Era, sin embargo, cuestión de tiempo que algún día se me hiciera tarde y viera sus luces encenderse, invitándome por fin a ver qué escondía. De este modo, aprovechando la visita oficial del "mono borracho" Lunchbox a Tokio, la profanación no se hizo esperar más.
Cada pantalla tiene un distribuidor AV con varias consolas conectadas. En la más grande están disponibles las máquinas de nueva generación y la Wii. En las otras dos, eternas glorias como la Super Nintendo o la Saturn. Nosotros tuvimos doble suerte, ya que nos tocó la única mesa/recreativa vacía. Sobre ella reposaba nada más y nada menos que una señora Twin Famicon, la cual exprimimos bien gracias al Kinnikuman y a un juego de kendo basado en un manga de cuyo nombre no puedo acordarme.
La segunda sorpresa llegó con la carta de bebidas: en ella se anuncia que simplemente por estar allí y tener acceso a la ludoteca hay que pagar una base de 500 yenes. Las bebidas, al menos, tienen precios estándar para Tokio, a no ser que pidas un brebaje con nombre de videojuego que esconda combinaciones arriesgadas, como la cerveza con zumo de tomate.
Tras un rato de jijí-jajá derivado de los pertinentes piques a dobles, es inevitable empezar a sentirse agobiado por las estrecheces del local y por la humareda que se lía en su interior, digna de los peores fumaderos de Akihabara (aunque al menos en estos hay ventilación).
En definitiva, la visita acabó por dejarme tibio. ¿Que si vale la pena ir al B'? Sí y no, tiene algunos puntos a favor y otros tantos, quizá más, en contra. La velada acaba saliendo por un pastizal si te pides más de una bebida, y la experiencia tampoco es que sea imprescindible ya que el local no cuenta con material exclusivo de ningún tipo.
En el interior de B' se respira humo y pasión por los videojuegos a partes iguales, y puede que como bar temático sea una gran alternativa para todo amante de las consolas que quiera salir de copichuelas. El bar parece más indicado para reservarlo con amigos y celebrar allí torneos, razón por la cual puede que no abra más de una noche. En todo caso, este garito no deja de ser una curiosidad que quizá atraiga a todo aquel que quiera culminar a lo grande (o "pequeño", dadas sus dimensiones) un paseo por las tiendas de videojuegos del magnífico distrito comercial de Nakano.